Confiar sin saber detalles

Cuando me inscribí a mis estudios de postgrado recibí la lista de libros para mi primer semestre. De una manera super inocente, pregunté si los podía encontrar en librerías comerciales. Un compañero me respondió con mucha caridad:

-Hmmm, no…

Se le escapaba una ligera sonrisa.

-Estos libros son usualmente sobre pedido, y depende de la librería si deciden encargarlos, pues no son libros comerciales.

Era en ese entonces  cuando hacer compras en línea no era algo común. El hacer pagos por medio de internet apenas empezaba, y había una actitud de sospecha general por parte de nosotros los compradores. Claro que los vendedores  siempre aseguraban lo contrario, que las compras eran seguras, y que la información de las tarjetas de pago siempre estaría segura. Aunque la realidad en veces demostraba lo contrario.

Mis responsabilidades de entonces no me daban mucho tiempo disponible para andar buscando en librerías, y aunado a las largas distancias de manejo no era buena combinación para mi. 

En la secundaria y la preparatoria se podía comprar libros de compañeros que ya se habían graduado, pero esa situación no era similar, pues en este programa era común que cada estudiante quisiera conservar sus libros. Y en la licenciatura, pues cada quien tenía sus partituras según su instrumento. Las clases de tronco común eran guiadas por cada profesor, quienes daban otros materiales.

Por ese motivo, pensé en hacer mi primera compra de libros en el mercado virtual Amazon. Ingresar unos datos en línea, confirmar inventario y hasta elegir entre libros nuevos y usados en buenas condiciones , fue una opción bastante atractiva a considerar. 

Las dudas y reservas eran en varias áreas: la seguridad de la compra, el que realmente llegara el pedido, la calidad del pedido, y la fecha adecuada de entrega.  Si se retrasaba la entrega, corría el riesgo de empezar el semestre sin libro, y tal vez retrasarme en el curso.

Y sucedió, que con todo y sospecha,, reserva y duda, hice la compra en línea. 

Para mi sorpresa, mis libros llegaron antes de la fecha indicada. ¡Y no me clonaron mi tarjeta! Jajaja… 

El hecho de que mi pedido llegara antes de la fecha indicada, me ayudó a no estar algo paranoica cada día en la puerta. No tenía grandes expectativas. Recuerdo haber pensado que si por algún motivo no resultaba la compra, pues buscaría cancelación o devolución si es que mis libros llegaban tarde.

De lo que recuerdo, esa fue mi primer compra en línea.

Pasando algunos meses, llegó el momento de empezar a buscar los libros de las clases del siguiente semestre. Nuevamente, mi costumbre era en pensar que iba a comprar mis libros en una librería. Para ese entonces ya había descubierto que la librería de la universidad encargaba algunos libros. Sorpresivamente no siempre había suficientes libros, pues no había manera de que ellos anticiparan la demanda. Ellos surtían libros de acuerdo a cuando algunos profesores les daban la lista de materiales que usarían cada semestre, aún antes de saber cuántos estudiantes habría en cada clase. Y esos pedidos se hacían con bastante tiempo de anticipación.

En el siguiente semestre, terminé ordenando mis libros de Amazon nuevamente.

Poco a poco me animé a ir comprando otras cosas, y no solamente libros. 

Me di cuenta que hasta ese entonces, todos mis pedidos llegaban antes de la fecha indicada, haciendo la llegada de cada uno una agradable sorpresa anticipada. Esperaba, pero hasta sin atención.

Curiosamente, hubo una ocasión en que un pedido que hice se tardó en llegar. Los días siguientes, seguí esperando, y esperando y esperando. Se me hizo tan raro, que hasta busqué información. 

Luego recibí respuesta dd que mi pedido estaba extraviado, y que lo estaban localizando. El proveedor no podía enviarme otro por que aparentemente el artículo que había comprado era el último en existencia antes de que renovaran la producción. 

Seguí esperando, con cierta ansiedad.

En tu caso, ¿has notado cuál es tu actitud al esperar algo?

En el evangelio, Jesús nos dice que estemos preparados, pues no sabemos cuándo vendrá el Hijo del Hombre. 

Oviamente, no es lo mismo esperar envíos que esperar al Hijo del Hombre, pero la acción de esperar nos puede dar luz de nuestra actitud hacia la espera.

Y parece que Jesús no solo nos invita a esperar, sino a esperar estando atent@s..

Y tú, ¿has notado cómo es que esperas lo que esperas?

Cuando a mi no me llegó aquél pedido, quedé un tanto decepcionada. Me decían que llegaría en cuanto lo localizaran. Y no lo localizaron. Terminaron reembolsándome la compra.

La razón para mi decepción, fue que sabía cúando era que supuestamente iba a llegar el pedido.

Jesús nos dice a ti y amí: nadie sabe el día ni la hora. 

¿Será que Jesús nos invita a confiar? 

¿Podemos cada uno de nosotros confiar a pesar de no saber detalles? O esperamos garantías y reembolsos…

Si el Espíritu te inspira, explora con Jesús carpintero cuáles son tus actitudes cuando esperas algo. Y tal vez, quieras aceptar la invitación a aprender confiar aún sin saber nada de detalles.

Marisol

P.D. Podemos escuchar acerca de la invitación a estar atent@s en las lecturas del XIX domingo del tiempo ordinario, año / ciclo C.