De niña, uno de mis recuerdos durante algunas tardes en casa con mi mamá, es acerca de ver algunas novelas, jajaja. A mi mamá le gustaba tejer mientras veía sus novelas, y yo estaba casi siempre a su lado, jugando o haciendo tarea.
Según la historia de la novela, había ocasiones en las que mi mamá me hacía comentarios de las escenas, o hasta de los peinados o vestuarios de los protagonistas.
En las pocas veces que ponía atención, encontrá una escena en común en varias novelas. Esa escena era muy confusa para mi. Resulta que había un momento en que los protagonistas se daban un beso apasionado, y unas escenas después, la protagonista estaba camino a un hospital para dar a luz a su bebé.
Nuevamente, no ponía yo mucha atención, pero lo que noté, era que cuando la futura mamá estaba en el hospital, era puro gritadero. No solo de ella, sino también de sus vecinas de cama.
Pasando el tiempo y algunas otras novelas, tuve la suficiente curiosidad para preguntarle a mi mamá a qué se debía tanto grito. Sin dejar de tejer, mi mamá me respondió:
-Es que cuando una mamá va a tener un bebé, duele mucho. A esos dolores, se les llama dolores de parto.
-Hmmmm ¿Y a ti te dolió mamá?
-No mi amor. Tu hermanito nació por cesárea, y tú también. Sí tuve malestares, pero no los sentí por la medicina.
Yo recibí su respuesta, y fue suficiente para mi en ese momento.
De lo que recuerdo, de mis grupos de amigas yo fui la primera que se embarazó, por lo que nunca había yo platicado con alguien cercana además de mi mamá acerca de asuntos de embarazos, y ouch… dolores de parto. Mi única referencia eran los gritos actuados de esas novelas que veía con mi mamá.
Pasando ahora al momento en que supe que estaba embarazada por primera vez, yo estaba super contenta, imaginándome con toda la impaciencia del mundo el tener a mi bebé en brazos. Y la impaciencia crecía junto con el tamaño de mi barriguita.
Indudablemente, llegó el momento de empezar a pensar en el parto. Llegaban a mi otras historias, y como mamá primeriza, todas me aterraban. El común denominador era que cada mamá decía:
-todo vale la pena. Una vez que tienes a tu bebé en brazos, nada importa. Nada. Ya verás.
Y tú, ¿has estado cerca de alguien con dolores de parto? O, ¿tú has experimentado dolores de parto?
Leí mucho acerca de medicinas durante el embarazo y parto, y llegó el momento en que tomé la desición de no tomar medicina contra el dolor al momento de que mi bebé naciera. Busqué que el parto fuera trabajo en equipo, de mi bebé y mío, y tomando medicinas muy fuertes ese esfuerzo en conjunto se ve afectado. Al Menos eso fue lo que entendí en ese entonces.
Finalmente, llegó ese día tan esperado para mi. Tenía fecha de parto del 30 de noviembre, y el 29 por la noche me empezaron los dolores de parto.
Yo sabía que mi bebé estaba en mis entrañas, mas aún no la veía, no la podía abrazar, sino hasta que nació.
De una manera sorpresiva, la escritura nos dice que la creación y nosotros sufrimos dolores de parto, y que la salvación ya está aquí. La plenitud es lo que viene, se va desenvolviendo….
Y también fue cierto para mi lo que llegué a escuchar de otras mamás. Que luego de tener a mi bebé en brazos, todo el dolor se desvanecía.
Como la salvación, yo ya tenía a mi bebé, y la plenitud fue tenerla en mis brazos.
Y es por el Espíritu que anhelamos la plenitud.
¿Cómo es la plenitud que tú anhelas? ¿Puedes sobrellevar los dolores de parto?
Si el Espíritu te inspira, comparte con Jesús carpintero lo que puedan ser tus dolores. Y tal vez, lleguen a ser dolores de parto que te lleven a la plenitud.
Marisol
P.D. Podemos escuchar acerca de lo que nos ayuda el Espíritu en las lecturas de la vigilia del domingo de Pentecostés, año / ciclo C.