Hace algunas semanas tuve un dolor muy fuerte en la espalda baja. El dolor fue tan intenso que acudí a buscar cuidado médico lo más pronto que pude.
Luego de la cita y algunos exámenes, la doctora me dio algunos medicamentos y recomendó algunos cuidados.
En la búsqueda continua de mi salud, también acudí a un quiropráctico. En esa primera cita di información que le ayuda al doctor para un tratamiento más personalizado. Una vez que comentamos la información, me pidió que me parara en la báscula. Dentro de mi, grité lo más fuerte que pude:
-¡¡¡¡Noooooooooo!!!!
Y lo pensé al mismo tiempo que tomaba los pasos a la báscula, con la cabeza baja y una expresión no muy amistosa.
-En fin, es parte de la información que el doctor necesita …
Volví a pensar.
El doctor me describió cómo él antes de empezar su práctica privada él se concentraba en equipos deportivos de fut bol. Y es esa experiencia que también trae a su práctica privada.
Ya concentrándose en mi caso, no me sorprendió para nada que una de sus recomendaciones fue que buscara perder peso, pues disminuye riesgos y ayuda al bienestar en general.
Aunque no me gustó escucharlo, le doy la razón. Recuerdo muy bien aún después de mis embarazos los malestares en la espalda baja, rodillas y pies precisamente por el sobrepeso. Y no quiero regresar a esos malestares.
Como ya tengo tiempo siendo más atenta a lo que como y a la cantidad que como, ahora quise buscar apoyo de una nutrióloga.
En esa primera cita con la nutrióloga hicimos un inventario de mis hábitos, horarios y cantidades alimenticios
De todo lo que me dijo, hubo algo que me llamó grandemente la atención. Dentro de la variedad de alimentos, hay un orden recomendado de ingestión, que entre otras cosas ayuda a que el cuerpo procese mejor los nutrientes adecuadamente.
- Ok, entonces si entiendo bien, quiere decir que es mejor cambiar el orden de lo que como, aunque coma lo mismo?
- Sí, pues el cuerpo recibe primero lo que más necesita, y ya no absorbe igual lo que no necesita tanto. Cuando el orden es inadecuado, primero recibe lo que no necesita tanto, y no absorbe bien lo que sí necesita más. Cuando comemos en este orden, el cuerpo recibe mejor lo demás. Se nutre primero de lo que más necesita. Cuando no lo hacemos así, el cuerpo se desbalancea ligeramente, y si continuamos así, se acumula grasa innecesariamente en algunas partes del cuerpo.
- Wow, ¿entonces no es dejar algo necesariamente fuera, sino del orden adecuado?
- ¡Exactamente!
En el evangelio, Jesús dice que si no le preferimos más que a nuestra familia y no cargamos la cruz, no somos dignos de él.
Y tú, ¿has pensado que tienes qué elegir entre el amor a Dios y el amor a tu familia y a ti mism@?
¿Será que se trata de preferir el orden adecuado en lugar de dejar a alguien “fuera”?
El amar a nuestro prójimo, y especialmente a los más cercanos a cada uno de nosotros, es ciertamente un reflejo del amor a Dios.
¿Podría ser que al amar primero a Dios el corazón se nutre y lo demás toma el lugar adecuado y no el lugar principal?
Y esto también está reflejado en los mandamientos.
Si el Espíritu te inspira, comparte con Jesús carpintero si distingues tu preferencia a quien amar primero. Y tal vez, quieras reordenar tus preferencias..
Marisol
P.D. Podemos escuchar acerca de preferir amar a Dios en las lecturas del XXIII domingo del tiempo ordinario, año / ciclo C.