Saber qué hacer con lo que tenemos

Natalia, mi hija más joven,  requiere el uso de una computadora  con gran capacidad por su campo de estudios. Esto contrasta con el uso de la mía, que sirve muy bien para escribir, navegar en internet y algunos otros programas. Lo que ella necesita va mucho más allá.

Desde pequeña Natalia mostró un interés por la tecnología, aparatos, juegos de video, audífonos, micrófonos y cosas similares. Eso la llevó a en su momento querer construir su propia computadora. Y llegó el momento en que lo logró.

Pasando al día de hoy, Natalia ya va en su segunda computadora. Para hacerlo, usó algunas partes de la primera, renovó algunas piezas y el resultado la dejó satisfecha. Sin embargo, con el paso del tiempo, las actualizaciones de sistemas en conjunto con la creciente necesidad de capacidad digitalque requiere en sus estudios, esta segunda computadora ya le quedó chica nuevamente.

Natalia empezó a hacer sus investigaciones para lo que necesitaría para adaptar su presente computadora, y estaba claramente emocionada. Hizo su lista de artículos, consultó con otras personas y de nuevo llegó a un plan que la dejó satisfecha. Pero unos momentos después, llegó a platicar conmigo, y me dijo:

-Mamá, me da tristeza deshacerme de las otras partes de la computadora, me han servido mucho.

-OK, pero te siguen sirviendo para lo que necesitas de aquí en adelante?

-No… 

Me dijo pensativa:

-Estoy triste, esta computadora como esta me ha servido mucho,. Tal vez pueda seguir aún con la misma computadora. Como que no quiero deshacerme de ella.

Y tú, ¿te has encontrado en una situación en la que te cuesta deshacerte de algo extra que tengas?

Seguimos conversando, y ella confirmó  que la computadora que tiene definitivamente no tiene la capacidad para lo que sigue en sus estudios. Se quedó pensando un poco, buscando qué podía hacer. Sabía que quedarse con esas partes extra no era la mejor idea.

En el evangelio , Jesús presenta una parábola en la que un hombre que tuvo mucha cosecha quiso construir más espacio para almacenar para sí mismo, pues el espacio que tenía ya no le era suficiente.

A ti, ¿te ha pasado que tienes algo en mayor cantidad de lo que necesitas? ¿qué haces con el excedente?

Y también, en otro lugar, Jesús relató la parábola del buen samaritano. En esta historia, si el buen samaritano no hubiera tenido dinero (tal vez un poquito más), no hubiera podido ayudar de la misma manera al viajero herido.

En otras palabras, Jesús no está criticando aquí el tener o el no tener, sino que parece que nos invita a cuestionar otra cosa…

Con esas cosas que tú tienes de más de lo que necesitas, ¿has notado cuál es tu tendencia? 

¿Será que guardas y reservas para cuando algo se ofrezca, o por que te es difícil dejarlo ir?

¿Te gustaría tener otra tendencia? 

Tal vez la pregunta sea diferente: ¿qué hacemos con lo que tenemos?

Para ti, ¿qué es lo adecuado?

Luego de un rato, Natalia concluyó que puede darle las partes que cambiará y que aún sirven de su computadora a alguien que le sirvan. Ella llegó a esa conclusión por que también fue así como ella encontró algunas partes de su computadora, alguien más se las dió.

Cada uno tenemos situaciones y necesidades diferentes. El buen samaritano pudo dar porque tenía. El hombre con la gran cosecha murió. Y tú y yo, como él, no nos llevaremos nada. En ocasiones podemos dar. Y en otras ocasiones el recibir de los demás hace una gran diferencia en nuestras necesidades.

¿Puedes reconocer tu tendencia con honestidad y conmpasión?

Si el Espíritu te inspira, comparte con Jesús carpintero qué es lo que anhelas hacer con lo que tienes de más. Y tal vez, quieras hacer algo diferente de lo que has hecho hasta hoy.

Marisol

P.D.: Podemos reflexionar acerca de qué hacemos con lo que tenemos en las lecturas del XVIII domingo del tiempo ordinario, año / ciclo C.